Fruttmac
EL PROYECTO FRUTTMAC, LIDERADO POR EL ICIA, SIENTA LAS BASES PARA INVESTIGAR LOS FRUTALES TROPICALES DE LAS REGIONES MACARONÉSICAS
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Se trabajará con los bancos de germoplasma de Canarias, Azores, Madeira y Cabo Verde para conocer la disponibilidad de material vegetal existente en cada Archipiélago.
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Platanera, aguacate, mango, maracuyá, piña tropical y chirimoya encabezan la lista de cultivares sobre los que versarán los primeros estudios.
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Los agricultores tendrán acceso a estos recursos fitogenéticos y adquirirán las pautas para poner en marcha explotaciones sostenibles con este tipo de frutas.
Bajo el título “Transferencia de I+D+i para el Desarrollo Sostenible de Frutales Tropicales en la Macaronesia” se ha presentado en unas jornadas técnicas Fruttmac, el proyecto liderado por el Instituto Canario de Investigaciones Agrarias (ICIA), dentro del Eje 1 del Programa Interreg MAC 2014-2020. La finalidad de este proyecto, que tendrá una duración de tres años, es el uso eficaz de los recursos fitogenéticos de Canarias, Azores, Madeira y Cabo Verde y su accesibilidad, el fomento de la gestión sostenible de las explotaciones y la diversificación de la oferta comercial, tanto local como de exportación.
En el proyecto participan un total de 25 entidades, 16 de las cuales son beneficiarias de Fondos de Desarrollo Rural (FEDER), siete son participantes asociados y dos de terceros países. Entre los beneficiarios se encuentran centros de investigación como el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) de la Universidad de La Laguna, la Universidad de Madeira y la Universidad de Azores; las administraciones públicas regionales e insulares como la Consejería de Agricultura, Ganadería y Pesca del Gobierno de Canarias y los cabildos insulares, además de distintas asociaciones entre las que aparece la Asociación de Agricultores y Ganaderos de Canarias (ASAGA Canarias ASAJA) y la Asociación de Productores de Plátano de Canarias (ASPROCAN). Dentro de los participantes asociados destacan empresas como SAT FAST, Cultesa o Viveros La Cosma, entre otras.
Juan Cabrera, investigador del ICIA, señaló que “lo que se pretende es generar sinergias entre los distintos participantes del proyecto, es decir, técnicos, investigadores, empresarios y productores de los diferentes archipiélagos para poder cooperar y crear un plataforma de trabajo común que nos permita investigar y desarrollar el sector de frutales tropicales en las islas dado su interés comercial y el aumento de consumo de este tipo de frutas”.
El primer objetivo del proyecto será trabajar con los bancos de germoplasma de frutas tropicales de la Macaronesia para conocer la disponibilidad del material vegetal existente en cada una de las regiones; seleccionar las variedades de mayor interés a las que se destinarán los fondos y realizar un estudio detallado de cada una de ellas. En este punto será necesario definir los descriptores morfológicos, moleculares y agronómicos que se emplearán para poder realizar comparativas entre todos los territorios participantes bajos los mismos criterios con el fin de poder valorar cómo se comporta una variedad determinada en cada zona y conocer su viabilidad. Dentro de este objetivo se incluye dar accesibilidad tanto a la información generada como al material vegetal identificado y caracterizado.
Durante las jornadas celebradas, los participantes de este proyecto acordaron que platanera, aguacate, mango, maracuyá, piña tropical y chirimoya serán las principales especies sobre los que se desarrollarán los estudios, que incluyen también aspectos relacionados con el cultivo sostenible y la diversificación de la oferta.
En la actualidad, Canarias cuenta con una superficie en torno a las 2.000 hectáreas de cultivo de tropicales ya consolidadas en aguacate, papaya, piña tropical o mango, aparte de 8.000 hectáreas dedicadas al plátano. Asimismo, otras producciones están comenzando a emerger con fuerza como pitahaya, parchita, tamarillo o plátano rojo que registran de momento menores volúmenes.
La producción de frutas tropicales en las regiones macaronésicas cuenta con una serie de ventajas. La principal es el incremento de la demanda por parte de los consumidores cada vez más concienciados con una alimentación saludable y con el consumo de productos sostenibles, además de la posibilidad de destinar parte de las producciones al sector turístico y a la industria agroalimentaria transformadora de las islas.
Paralelamente, juegan a favor de este tipo de producciones, la cercanía al continente y la pertenencia de estos territorios ultraperiféricos a la Unión Europea y, en el caso concreto de Canarias, la existencia de la Orden de 12 de marzo de 1987 por la que se establecen las normas fitosanitarias relativas a la importación, exportación y tránsito de vegetales y productos vegetales, que prohíbe la entrada de determinadas tropicales a nuestra región, de ahí la importancia de su mantenimiento. Por otro lado, entre las desventajas se encuentran los recursos limitados de agua y suelo, los altos costes de producción, la fragmentación del territorio, la competencia exterior, la introducción de plagas y enfermedades y el cambio climático.